¿Es posible superar la ansiedad?
Las 5 Claves para Saberlo
Son muchos, por no decir la mayoría de pacientes, los que en la primera sesión nos preguntan si la ansiedad la podrán superar algún día. Muchos de ellos ya han probado soluciones por sí mismos o incluso han acudido a algún especialista, pero su ansiedad se mantiene y les afecta en el día a día.
Queremos dar una respuesta a esta pregunta de una vez por todas, ya que es un asunto que genera mucha controversia y existe demasiada des-información.
La ansiedad sí tiene cura, aunque posiblemente no se trata de lo que estás pensando…
Cuando en psiquiatría o psicología hablamos de curar no hablamos de lo que comúnmente entendemos por curar. Aquí no hay ningún virus o agente patógeno que debamos eliminar, las cosas son algo diferentes.
Por tanto, cuando hablamos de que es posible superar la ansiedad, esto implica mucho más que eliminar los síntomas de la ansiedad, se trata de un cambio más profundo en la persona.
¿En qué consiste entonces? Vamos a intentar resumir cuáles son los 5 ingredientes necesarios para que alguien supere la ansiedad:
1. ¿Qué es la ansiedad?
En primer lugar, debemos conocer qué es la ansiedad, que no es otra cosa que una emoción que aparece ante estímulos externos o internos (pensamientos, imágenes, recuerdos, etc.) que percibimos como potencialmente peligrosos.
La ansiedad no siempre es patológica, pues nos permite adaptarnos y responder a situaciones que realmente pueden ser peligrosas, como sería reaccionar rápidamente ante un posible accidente o ante un atraco, por ejemplo.
No sólo los seres humanos sentimos ansiedad, los animales también pueden sentir ansiedad. Sin embargo, como muestra el libro del neuro-endocrino Robert Sapolsky: “Why zebras don’t get ulcers?” (¿Por qué las cebras no tienen úlceras?), en su caso la respuesta es tremendamente diferente.
Lo que hace diferente la respuesta en el ser humano y la puede acabar convirtiendo en patológica es la capacidad que tenemos para anticipar situaciones potencialmente peligrosas.
Estar preocupados por múltiples acontecimientos que pudieran entrañar algún tipo de peligro (real o imaginado) tiene el mismo efecto en nosotros que vivirlos de forma real.
Nuestro pensamiento y lenguaje, que nos son muy útiles en otras situaciones, también son capaces de hacernos sentir un peligro real ante situaciones únicamente pensadas.
Todo ello, puede acabar produciendo una respuesta crónica de ansiedad o, lo que es lo mismo, un trastorno de ansiedad.
A diferencia de los humanos, los animales responden de forma inmediata ante estímulos potencialmente peligrosos que realmente están ocurriendo, tratándose de una respuesta a corto plazo y adaptativa.
2. Entender la causa
El siguiente paso es que podamos entender cuáles son las situaciones que están detrás de los síntomas de ansiedad.
La ansiedad no ocurre porque sí, no es algo que empezamos a sentir un día sin mayor motivo. No obstante, sabemos que muchas personas pueden tener la sensación de que así les ha ocurrido y que no les pasaba nada hasta que empezaron los síntomas de ansiedad.
Los que trabajamos diariamente con trastornos de ansiedad sabemos que sí existen una(s) causa(s) que dan cuenta de los síntomas de ansiedad.
Cuando hablamos de la causa, no nos referimos únicamente a qué hechos concretos pueden estar provocando ansiedad a la persona, sino también de qué rasgos de carácter de la persona, formas de afrontamiento o cómo la historia de cada uno puede explicar los síntomas de ansiedad.
Es la suma de todos estos factores la que nos va a permitir entender por qué ha aparecido el cuadro de ansiedad y los síntomas tan molestos como las preocupaciones contantes, los mareos, dificultad para respirar, taquicardia, desrealización, etc.
3. La ansiedad NO es el problema.
Muchos se quedarán de piedra al leer esta frase y pensarán, ¿cómo que no? ¡Estos síntomas se me hacen insoportables y lo que más quiero es quitármelos de encima!
Bien, vamos a explicarlo…
La ansiedad nos avisa, como si de un semáforo en rojo o de una alarma se tratase, de que algo anda mal y es una respuesta natural de nuestro cuerpo ante algo que está ocurriendo en nuestras vidas.
Para simplificarlo mucho, mucho con un ejemplo: si alguien está trabajando 15 horas al día, tiene problemas con su pareja y cada vez duerme peor, probablemente sienta ansiedad.
¿El problema es realmente la ansiedad o ésta le está avisando de que hay una situación sobre la que debe pararse pensar?
Las cosas son bastante más complejas y van muy poco a poco, no ocurre de la noche a la mañana.
Además, habitualmente habrá situaciones o decisiones que la persona va postergando por lo difícil y angustiante que le resulta abordar dicho asunto y el cúmulo de múltiples factores hace que la persona se acabe sintiendo desbordada.
A todo ello, le deberíamos sumar algo fundamental: la historia de cada persona y sus rasgos personalidad. Esto nos daría para escribir no uno sino varios post, pero entenderlo correctamente es esencial para saber por qué se repiten constantemente determinadas situaciones o relaciones personales.
4. Técnicas y herramientas
A lo largo de una terapia para la Ansiedad es muy posible que sea necesario utilizar técnicas para controlar y reducir los síntomas que pueden interferir en el día a día de la persona, por ejemplo, no permitiendo que descanse correctamente.
Las técnicas como la relajación muscular progresiva, autógena o la respiración diafragmática pueden ser muy útiles para que la persona tenga herramientas con las que manejar en el momento los síntomas.
Es más, durante algunos momentos de la terapia es posible que la persona se encuentre temporalmente peor.
Esto no significa que la terapia no esté haciendo efecto, sino que al abordar determinados asuntos la persona puede sentirse más removida.
Para poder sobrellevar todo el proceso de terapia personal y las situaciones de su día a día, tener estas herramientas dotarán a la persona de un mayor control sobre lo que le ocurre.
5. ¿Cuál es la mejor terapia?
No hay una terapia necesariamente mejor que otra, lo que es fundamental es que cada terapia sea como un traje hecho a medida, que se pueda adaptar a las necesidades y particularidades de cada sujeto.
Una terapia que permita que la persona se ponga en contacto con todas las claves que hemos ido mencionando será lo mínimo necesario.
Sin embargo, a esto hay que sumarle algo con lo que sí o sí debemos contar para hablar de una terapia efectiva: la relación terapéutica.
Si hay algo que todos los estudios han mostrado su importancia a la hora de producir un cambio en la persona, esto es el vínculo que se establece entre paciente y terapeuta.
Esta relación, más que cualquier técnica, es la que va a permitir crear la posibilidad de que la persona explore aquellos temas que le generan angustia y, poco a poco, vaya pudiendo verlos de otras formas.
Se trata de una relación de seguridad y confianza con la que abordar asuntos sobre los que habitualmente no se piensa y que generan malestar a la persona. En nuestra experiencia, la relación terapéutica siempre se ha mostrado como esencial en el avance del tratamiento.
Al final, no se tratará sólo de quitar los síntomas, sino más bien de que la persona pueda entender por qué vive las cosas de una forma angustiosa y descubra junto a su terapeuta nuevas formas de vivir que le hagan más feliz.
Por tanto, sí, es posible superar la ansiedad y sus síntomas, pero no sólo esto. También es posible trabajar aquellas cosas que nos llevaron a desarrollar un cuadro ansiedad, para así poder tener una vida más plena.
Si crees que este artículo le puede resultar de utilidad a alguien que conozcas, ¡no olvides compartirlo!
¿Quieres reservar una cita con nostros?
Vamos a evaluar lo que te pasa y a diseñar un tratamiento adaptado a tus necesidades.